Land Rights Now habló recientemente con Carlos Morales, coordinador de UVOC, la Unión Verapacense de Comunidades Campesinas, organización de defensa de derechos territoriales de la región de las Verapaces de Guatemala. En esta región, la población indígena y rural sufre una epidemia de desalojos violentos provocados por terratenientes y empresas agrícolas, con el apoyo del Estado, que intentan establecer plantaciones de monocultivos en los territorios ancestrales de las comunidades locales. Carlos y sus colegas de la UVOC están comprometidos con la defensa de la tierra y territorios indígenas en el país. En esta entrevista, compartimos el análisis de Morales sobre los desalojos y lo que significa el territorio para las comunidades indígenas Mayas. 

Hola Carlos, gracias por reunirse hoy con nosotros. ¿Qué puede decirnos sobre la actual crisis de desalojos a la que se enfrentan las comunidades indígenas y rurales en Guatemala? 

El tema de los desalojos es un tema estructural. Hay que entender que esto nos viene arrastrando desde hace más de quinientos años. Y ya parecemos discos rayados, pero realmente, es la verdad. Desde aquellos años para este tiempo la situación no ha mejorado, no mejoró, y en lugar de eso, ha empeorado. Porque ese mismo grupo minoritario sigue manejando el poder en Guatemala. Además el cambio climático está la vista. Otros hablan de este tema en bromas, pero en realidad, no tendrían que ser una broma. Porque aquí, por ejemplo ahorita, estamos a veinticuatro grados, cuando antes nunca llegaba a dieciséis. La preocupación es grande, yo ahorita vengo de visitar una comunidad y la gente por allá me dice “¿Qué hacemos compañero? Llevamos sembrando tres veces nuestro maíz  y no nace.” Imagínese usted, si de eso vive el campesino, el indígena, que va a suceder dentro de poquitos meses?  

Estamos hablando de las sequías que estamos viendo cada vez más.

¿Puede explicarnos qué está en juego para las comunidades indígenas mayas de las Verapaces?

El territorio es donde mantenemos nuestra cultura. Donde han vivido nuestros ancestros, dónde están enterrados nuestros antepasados. Entonces es de ahí donde aprendimos a nombrar nuestro mundo, donde nos hemos construido como personas, donde hemos crecido. Entonces, toda esta sabiduría de nuestros ancestros, de la cultura Maya, lo van transmitiendo como herencia a nuestros hijos. Nosotros siempre hemos pedido a todos los Gobiernos, desde que tengo uso de razón, que busquen una solución a este tema de conflictividad agraria. Pero nadie de las autoridades, nadie ha tenido la voluntad política de buscar una solución a esta problemática. 

Entonces, ¿qué es lo que nos queda? Como pueblos indígenas Qe’qchi, Poqomchi’, Achi, y campesinos, lo que queda es resistir y defender nuestros territorios. Que no los destruyan. Y que podamos seguir viviendo, y dejar como herencia esta poquita tierra a nuestros hijos. Esta es la lucha. 

Parece una situación increíblemente difícil, ya que entendemos que, para las personas defensoras de la tierra como usted, es imposible defender los derechos sobre la tierra sin sufrir represalias antes o durante los desalojos. Cierto?

Esta lucha que se mantiene, se mantiene muy dura porque la criminalización que existe actualmente contra los liderazgos de las comunidades, contra de las defensores de los derechos humanos, contra los defensores de la tierra. Esa criminalización es bastante fuerte. Estamos preocupados porque podemos hablar de una cierta cantidad de capturas, de órdenes de capturas, de asesinados. Hay muchas persecuciones. 

 En los desalojos, actúan militares, policías, y poblaciones civiles armadas para atacar a las comunidades. Hemos mostrado fotos de desalojos en los cuales han acudido tres mil soldados, dos mil policías, y cien civiles armados. Y cuál ha sido el resultado? Dejar herida a la gente. Y esta gente herida, no ha podido tener atención médica, porque los capturan en el puesto de salud, o en el hospital. O sea que es grave la situación en la región Verapaces. Tenemos a doce compañeros casi inválidos, uno que ha perdido el ojo, uno con la quijada rota, otra con la columna rota, en silla de ruedas. Y además hay muertos. ¿Qué ha pasado con nuestros muertos? Se han puesto denuncias. Y que ha sucedido? Los jueces persiguen a las familias de los denunciantes.

En una situación tan peligrosa, ¿qué ocurre con las comunidades después de que se produzcan los desalojos?

Es un infierno para las familias tras los desalojos. Primero que lo pierden todo. Pierden lo poco que tienen. Les queman su maíz, matan sus animales, tienen que salir con los niños y las mujeres y van buscando algunos parientes o algunas amistades para poder poner lo poquito que logran rescatar. Eso es bastante fuerte, primero, porque si van a ir a un lugar, los pueden aguantar un mes o dos meses. Y después les piden que se vayan. Pero dónde? Y el otro problema son las viudas. ¿Qué van a hacer las viudas con sus niños? En UVOC las ayudamos a buscar un lugar o una comunidad en la cual quedarse, ayudándoles con la comida. Hacemos este trabajo con la organización de mujeres. La otra cosa es la desnutrición crónica. Como ya no tienen cosecha, ya no tienen su maíz, y se vienen enfermedades fuertes. La educación se pierde totalmente. Y los esposos tienen que ir a buscar, algo para comer, y se tiene que ir lejos de la comunidad. Regresan cada dos meses, y se quedan sus familias abandonadas, y se viene la desintegración familiar. Es una situación muy complicada. Dónde están los derechos humanos? Estamos hablando de la vivienda, de la salud, la educación, la tierra. Nada.

Aquí no existen derechos para la población indigena y campesina. 

 

Gracias por compartir tus experiencias con nosotros, Carlos. Una última pregunta, ¿Cuál sería tu último mensaje para la comunidad internacional?

Se esperaría que haya un pronunciamiento fuerte de parte del mundo hacia las atrocidades que se están dando aquí en Guatemala. Sobre las violaciones totales hacia la población indígena. Y que sea un pronunciamiento fuerte, no tibio. Si podría dar el título sería “El infierno que sufre el indígena en Guatemala.” Necesitamos que la comunidad internacional sepa lo que está ocurriendo.